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Temores y malentendidos en la era de la Corona

temor

nombre masculino
1. Miedo que se siente al considerar que algo perjudicial o negativo ocurra o haya ocurrido.
2. Sospecha de que algo es malo o puede conllevar un efecto perjudicial o negativo.

malentendido

nombre masculino
1. Dicho, hecho o suceso que se interpreta equívocamente.

Después de corroborar que estoy usando los términos correctos, y mas aun, los que deseo usar, puedo con algo de tranquilidad profundizar el tema. Esto lo he hecho, por mi temor de que no se entienda o malinterprete mis palabras. Sucede tan a menudo que nuestras palabras son interpretadas erróneamente, que encuentro que importante definirlas como medida imprescindible para asegurar el buen entendimiento, y por consiguiente irritar la conversación.

Es mi impresión, que la sociedad occidental no ve muy bien los temores humanos. Hay temores y temores, todos los tenemos. Uno debe resolver a solas, o con expertos los suyos, preferiblemente a solas. Estos días es mas aceptable el uso de expertos, algo que no hace mucho tiempo era considerado una locura, y tildado como una debilidad del carácter. Esas debilidades son incongruentes con una sociedad, sana, fuerte, pujante y especialmente homogénea y mayormente productiva.

Recuerdo bien que mis temores infantiles fueron despreciados y minimizados por los miembros de mi tribu. Creo que este proceder es generalmente universal. Los adultos, que han alguna vez, o continúan teniendo temores, tratan de esconderlos para no mostrar esa percibida realidad a los niños. Deben mostrarse fuertes y seguros. Este circulo viciosa se perpetua en la sociedad, con poco éxito en su resolución. Como podemos aliviar los temores, si primeramente, ni siquiera debemos darles cabida en nuestra vida. Es una posición con la que no se puede vencer a ningún enemigo.

Sun Zu: “conócete a ti mismo y conoce a tu enemigo”

En esta época de crisis y pandemia, abundan los temores, gracias a la incertidumbre de la información sobre el enemigo. Si lo conociéramos mas, podríamos quizás protegernos mejor o montar una ofensiva para por lo menos empezar a ganar unas batallas. Pero nuestra ignorancia, no por ser arrogantes, sino bien fundada en el desconocimiento nos trae recuerdos de antiguos temores.

El individuo

El asunto de lidiar con los temores a solas es lo que se espera de un buen miembro de la sociedad. Nada de pedir ayuda, consejo, ni que niño muerto. Haber como no bandeamos con el temita. Algunos temores los hemos vencido a través de los años, el conocimiento y todo aquello que hemos tenido a nuestra disposición. Otros los hemos archivado de la mejor manera posible, pero de ven en cuando reaparecen con objetos mágicos o fantasmas en sitios inesperados, solo para tratar de archivarlos, no resueltos nuevamente, esperando no volver a toparnos con ellos.

Este nuevo temor o conjunto de temores, no solo nos afectan a nosotros, sino a la sociedad entera. Podemos hablar de ellos, pero con la cautela, que no demostrar que somos débiles y quisiéramos a nuestra madre que nos conforte y nos asegure que todo saldrá bien.

Afortunadamente, esta pandemia con sus temores, permite el intercambio de ideas, conocimientos y demás. Pero, lo que encuentro ausente es el intercambio de los temores que a todos nos están haciendo tanto daño. Creo nuevamente que el hablar de nuestros temores se ha vuelto un tabú.

tabú

nombre masculino
1. Prohibición de comer o tocar algún objeto, impuesta por algunas religiones polinésicas.
2. Prohibición de hacer o decir algo determinado, impuesta por ciertos respetos o prejuicios de carácter social o psicológico.

La pareja

Si el propio individuo no esta equipado para lidiar con algunos de sus temores, menos la pareja lo estará. La comunicación humana es muy deficiente, mas aun cuando se trata de expresar sentimientos y demás sensaciones, que en realidad son difíciles de poner en palabras. Esto compuesto con la dinámica de pareja, es digno de estudio. Digamos que la pareja tiene un historial de entendimiento superior, algo escaso, uno u ambos podrán seriamente expresar sus temores sin temor de ser vilificados o ridiculizados, por que sabemos bien que serán juzgados, algo que es inescapable en el ser humano.

Asumamos que tienen esa joya de conversación donde el le confiesa que teme morir, mas ahora que antes, que antes nunca había sentido su mortalidad tan asediada y que prefiere vivir recluido, cuidando su salud por un tiempo indefinido. El, por supuesto, estaría seguro que su estrategia no solo es sensata, sino que también es aceptable para ella.

Ella al escuchar a su pareja, juzga su entrega, pondera lo dicho y concuerda con su estrategia y vivirán felices comiendo perdices. Pero, la posibilidad de que ella este algunos grados en desacuerdo con el, seria razón para entablar una discusión y llegar a un acuerdo. Si ella fuera tan abierta como el, le diría cual seria su estrategia. Los detalles se allanarían y llegarían al acuerdo y la vida seguiría.

Los hijos

El asunto de la postura de los padres ante los hijos, es y siempre lo será de ejemplo. No decir lo que se debe hacer, sino mostrar con acciones, no con palabras. Si los padres han inculcado que los temores los resuelve cada uno a solas, entonces, ni hablar de ellos. Como si no existieran. Si fueran mas tolerantes con los temores de los hijos, hubiera podido haber conversaciones donde se trato el tema. Estos padres podrán enfrentarse unidos con sus hijos a este enemigo.

La familia

La familia extendida tiene demasiados participes para poder tener la homogeneidad requerida para el entendimiento grupal. El enemigo será identificado, cada dominio tendrá que crear su propia estrategia para la lucha.

Fricciones por diferencias en las estrategias podrían conseguirse especialmente cuando se trata de cómo lidiar con algo tan peligroso. Unos dirán que no se preparan, los preparados, despreciaran y consideraran a los demás irresponsables. Me recuerdan al cuento de los tres chanchitos.

La tribu

Estos ya son la extensión de la familia, el mismo problema existe, desgraciadamente se multiplica. Los amigos, los vecinos, etc. Todos opinan y juzgan.

La sociedad

Ese grupo al que pertenecemos, la nación, ejerce su presión. No aconsejan, no instruyen y hasta no obligan a cumplir con las regulaciones que promueven los representantes que bien o mal escogimos para legislar. Cada pueblo merece el gobernante que tiene.

La humanidad

Que se puede decir aquí, que impacto tiene el individuo en el cosmos. Llegamos a la pregunta de nuestra existencia y de nuestra importancia. Esa respuesta se la dejo a cada uno, ya que, la pregunta me la he hecho, y creo que ni a ustedes ni a mi me gusta la respuesta.


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