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#34

En el interior de un edificio cuadrado monumental estaba caminando por una pasarela voladora seguida de escaleras que me llevaban en ascenso de piso a piso, estaba indudablemente subiendo. El inmenso patrio central mostraba la riqueza requerida para su construcción. Mi paso era lento, observaba desde donde estaba la tremenda altura de mi posición en la edificación. No recordaba cuantos pisos había subido. Mirando hacia abajo, con algo de vértigo, me parecía ver nubes entre donde estaba y el parque en el claustro del edificio.

Esta realización me incremento el vértigo, no sabia como había subido tan alto, sabia que había subido muchas escaleras, pero también había áreas planas en las pasarela voladoras donde hubo momentos de descanso, permitiéndome observar la extensión del magnifico edificio. Sentía que la visita era en una sola dirección. No estaba solo, pero no veía a nadie, sentía que la visita tenia un ritmo, el cual yo obedecía. Había mirado hacia arriba varias veces y parecía que no había techo. Por momentos parecía ver nubes correr entre las grandes paredes.

El interior era variado, áreas con pequeñas ventanas cerradas, otras con gigantescos gobelinos con sangrientas escenas de batallas de caballería e infantería. Aun otras, con grandes puertas de vidrio a través de las cuales se vislumbraba exquisito salones vestidos con finos muebles antiguos.

No sabia a que altura estaba, ni sabia cuanto mas tendría que subir para llegar a la cúspide o el por que de mi expedicion. Mi sensación de vértigo me prevenía de acercarme al borde de la pasarela voladora para ver cuanto tendría que bajar en mi regreso.

Esta nueva preocupación empezó a angustiarme, sabia que tendría que bajar todo lo subido. Mirando en la dirección de la pasarela voladora hacia donde iba, la misma dirección desde el inicio de mi travesía, note que no podía distinguir hasta donde llegaba. De pronto vislumbre que ya no continuaba, que solo la veranda tenia una bola indicando su final y que el piso de la pasarela se acababa.

Acercándome cautelosamente al borde, y mirando con una molestia extrema de vértigo hacia abajo, esperando ver alguna manera de continuar mi camino, no llegaba a ver ninguna salida. Intuia también que no podría volver por el camino que había tomado, tenia que buscar otra salida. Aferrándome con fuerza a la veranda con mi mano derecha llegue casi al borde de la pasarela con la intención de ver si realmente había llegado al final. Con temor y malestar pude notar que no era el fin, había una serie de maderas simulando un enchape sobre una pared.

Después de ponerme de rodillas y echarme boca abajo y acércame al borde, extendiendo mi cabeza pasado el fin de la pasarela, descubrí que era una escalera. Si era una escalera larga, pegada a un lado del edificio, pero no tenia el formato esperado. Los peldaños eran angostos y uno sobre otro, casi como una escalera de emergencia, sin ninguna manera de agarrarse en el descenso. Mas parecía unos bultos sobresalientes de la pared que se perdían en dirección hacia el piso.

Mi molestia y inquietud se intensificaron al ya no poder ver el parque al fondo del interior. No pude ni pensar porque mi destino me hubiera traído hasta aquí. Quería huir, no deseaba el camino porvenir. Consideraba mis opciones, seguir, quedar o tratar de volver. El volver, por algo, sentía una imposibilidad. No sabia por que, pero era casi una certeza.

Quedar, era algo que ya había considerado algunas veces en mi vida. Cuando había optado por quedar en el pasado, había llegado a decidir no esforzarme mas y hacer lo mejor con lo logrado. No quería decir exactamente que me estacaría, pero que el esfuerzo era solo para mantener la inercia y no caer. Ahora me encontraba en esa nueva encrucijada. Pensé como seria mi vida bajo esta opción. Podría ser un guía del camino que había conocido, podría también ser un ejemplo de cautela al no arriesgarme en el descenso peligroso. También para aquellos con mayor ambición, seria un ejemplo de un ser vencido por sus temores.


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